Мир Вам! Paz a Vosotros!

Пресвятая Богородице, спаси нас!

Santísima Madre de Dios, salvanos!


Este es el Sitio Oficial de la Misión Ortodoxosa Rusa "Icono de Vladimir"

Sean Bienvenidos!

EPISTOLA PASCUAL


De Su Eminencia Tikhon, Arzobispo de Omsk y Siberia


Presidente del Sínodo Episcopal


de la Iglesia Verdadera-Ortodoxa Rusa




Queridos en el Señor, Compañeros Archipastores, Padres, Hermanos y Hermanas!


¡CRISTO HA RESUCITADO!


Al comienzo del Gran Ayuno, casi a todo cristiano le es venida cierta sensación sobre que este ayuno será largo y duro, y que para llegar a la Pascua habrá un trayecto muy largo. Y en efecto, el Gran Ayuno es el mayor ayuno en cuanto a extensión se refiere, entre todos los demás ayunos de la Iglesia.


Sin embargo, pasan los días y las semanas, y en los servicios del Viernes de Pasión y Sábado Santo, nos invade una sensación completamente diferente, este ayuno se nos ha hecho sorprendentemente corto, y experimentamos los regocijantes buenos augurios de la festividad que se aproxima – la Resurrección de Cristo.


Así también es en la vida humana: Al principio de ella parece que por delante nos esperan años y años, y no es necesario andar con prisa, pues tendremos todavía tiempo para hacer cosas. Pero los años pasan velozmente, y antes de que uno se de cuenta, nuestra vida se esta acercando a su fin ¿Qué nos esperará al fin de nuestra vida?


El extenso Gran Ayuno concluye con la Semana de Pasión, grave, triste, pero muy probablemente se plantea en si misma, y sin embargo, la alegría de los buenos augurios de la Pascua. Así también, nuestra vida, a menudo, concluye entre dolores, enfermedades y temor al Juicio Final. Pero gracias a este temor, los cristianos experimentan esperanza y alegría, porque para el cristiano la muerte es un paso a otra vida, alegre y eterna. Así, nuestra muerte puede convertirse para nosotros en Pascua, en alegría en la Resurrección, porque una vez, hace dos mil años, Cristo ha muerto en la Cruz, y luego, ha resucitado.


Al decender al infierno, Él no ha salido de allí solo, mas ha traído consigo a los justos, quienes por siglos estaban en el infierno. La alegría de aquellos justos del Antiguo Testamento fue la alegría mas grande del mundo – por muchos siglos ellos esperaban este momento, languideciendo y gimiendo por el Señor, y he aquí - ellos ven ahora su Mismísimo Radiante e Infinito Amor para con ellos y los eleva a los Cielos. Durante muchos siglos, Adam y Eva se lamentaban por el Amado y Dulce semblante de su Creador, cual habían visto una vez en el Paraíso, y he aquí que ahora, ellos ven al Hijo, y Aquel los eleva al Padre, a la infinita visión de su Rostro Divino, al infinito trato con Él. No hay ya en Él reproche por los pecados de antaño – pero en cambio, inmenso amor a la humanidad.


La alegría de justos, que han ascendido desde el infierno, fue tan grande que en el Canon Pascual, Juan Damasceno ha escrito: «Безмерное Твое благоутробие адовыми узами содержимии зряще, к свету идяху, Христе, веселыми ногами, Пасху хваляще вечную». Traducido a la lengua rusa moderna rusa esto es «Aquellos que se encontraban en los lazos del infierno, han visto tu Infinito Misericordia, Cristo, y han salido a la luz con pies alegres». Mikhail Skaballanovich, un reconocido experto prerrevolucionario en teología litúrgica, al interpretar el oficio divino de Pascua, explica que la expresión «pies alegres» - significa, bailar, zapatear de alegría. El Rey David, al profetizar la Resurrección de Cristo, tocó y bailó ante el Santo Arca, prefigurando la alegría de los justos liberados del infierno. Pero no solamente la alegría de ellos ha sido preanunciada con júbilo por el Rey David – él también preanunció la alegría de cada uno de nosotros, aquellos que experimentemos después de la muerte, ver el Rostro de Cristo y recibir de Él, las anheladas palabras de Vida Eterna y Pascua Eterna.


Hoy nos es dado anticipar esta alegría, y regocijarnos en ella, a pesar de todas nuestras tristezas cotidianas y preocupaciones, el desorden de nuestras vidas, la injusticia de este mundo. Hoy, nada puede separarnos del júbilo pascual, porque viene de los Cielos, está por encima de toda aflicción humana, no es temporal, mas es eterno.


El reflejo de este júbilo es visto la noche de Pascua, y en toda la Semana Clara, en los resplandecientes ojos de los fieles, en su actitud alegre y benevolente hacia los demás, en su gratitud a Dios. Que así sea, hermanos y hermanas! Que este consuelo, concedido a nosotros por Dios en la noche de Pascua, resplandezca en nuestras almas, para que la gente, al ver nuestras buenas obras, glorifiquen a Nuestro Padre Celestial. Esto es especialmente importante en nuestros días. Vemos que ahora la gente se está dando cuenta de la falsedad del Patriarcado de Moscú, el egoísmo de sus jerarcas, su mentira e insinceridad, que los aparta de Dios y de la Iglesia. Las malas obras del Patriarcado apartan a la gente de la fe. Pero el hombre prudente siempre puede hacer una elección, quien busca siempre hallará la Verdadera Iglesia. Ahora la misión de todos nosotros es ayudar a la gente a comprender en donde está la auténtica fe, y en donde, por el contrario se está haciendo un espectáculo teatral de la Ortodoxia. En estos días es importante nuestra predicación acerca de la Ortodoxia.


De hecho la predicación es una tarea compleja y responsable, pues no sólo es posible a través de la predicación atraer a la gente a la fe, también puede servir para hacerla huir de la misma. Por eso, debemos ser extremadamente cuidadosos consigo mismos, de palabra y de obra. Que nuestra predicación no sea una infundada y obsesiva persuasión y fustigación contra el Patriarcado, pero en cambio, como aquella de la cual habló Cristo a sus discípulos en la Ultima Cena.


Él les dijo que la gente conocerá que nosotros somos sus discípulos, si nos amamos los unos a los otros. Cristo ha legado amor y unidad a sus discípulos. Con tal Amor, el Padre amó al Hijo, y con tal Unidad son inseparablemente unidas las personas de la Santísima Trinidad.


Hoy experimentamos este amor y esta unidad. Por eso nos besamos los unos a otros en la Pascua, por eso nos reunimos todos juntos esta noche, dejando de lado las cosas del mundo, por eso, alegremente para nosotros, es que hoy, al menos un poco, somos partícipes del Amor y el Regocijo de la Pascua Eterna. A pesar de que vivimos en tiempos apocalípticos, esto no debe oscurecer nuestra alegría en la Resurrección de Cristo, y así debe ser hasta su Segunda y Gloriosa Venida.


Permitid que este amor, esta alegría, esta unión en el Cristo, resplandezca en nosotros, como una lámpara que nos indique el camino en la búsqueda de Dios, pues


¡EN VERDAD CRISTO HA RESUCITADO!



+Arzobispo Tikhon de Omsk y Siberia


Presidente del Sínodo Episcopal

de la Iglesia Verdadero-Ortodoxa Rusa


Pascua de Cristo 2012