La fuente del Conocimiento,
Libro II (“Sobre las herejías”)
por san Juan
Damasceno
101. Existe también la
superstición de los ismaelitas que permanece hasta nuestros días y encierra a
la gente en el error, y que es precursora del Anticristo. Ellos descienden de
Ismael, nacido de Agar a Abraham, y por esta razón son llamados tanto agarenos
como ismaelitas. También son llamados sarracenos, lo cual deriva de Sarra Kenoi o destituidos de Sara, a
causa de lo que Agar le dijo al ángel: “Sara me ha destituido.”1 Éstos
solían ser idólatras y adoraban al lucero del alba y a Afrodita, a quien en su propia
lengua llamaban Khabir (¿Khabar?), lo que significa grande.”2 Y así
que hasta el tiempo de Heraclio fueron enormes idólatras. Desde aquel tiempo hasta
la actualidad un falso profeta llamado Mahoma se ha aparecido en medio de ellos.
Este hombre, después de haberse topado con el Antiguo y Nuevo Testamento
y, asimismo, según parece, después de haber conversado con un monje arriano3,
ideó su propia herejía. Entonces, habiéndose ganado la simpatía
de la gente por una muestra de aparente piedad, anunció que cierto libro le
había sido bajado del cielo. Había dejado por escrito algunas composiciones
ridículas en este libro suyo y se lo dio a la gente como objeto de veneración.
Dijo que hay un solo Dios,
Creador de todo, que no ha sido engendrado ni ha engendrado4. Dijo
que Cristo es el Verbo de Dios y su Espíritu, pero una creatura y siervo, y que
ha sido engendrado, sin simiente, de María, hermana de Moisés y Aarón5.
“Pues –dijo– el Verbo y Dios y el Espíritu entraron en María y ella dio a luz a
Jesús, que fue profeta y siervo de Dios. Y dijo que los judíos querían
crucificarlo en violación de la Ley, y que se apoderaron de su sombra y a ésta
crucificaron. Pero Cristo mismo –dijo– no fue crucificado ni murió, porque Dios
por su amor a Él lo tomó consigo al cielo6. Y dijo esto, que cuando
Cristo hubo ascendido al cielo, Dios le preguntó: “Oh Jesús, tú dijiste: ¿‘Yo
soy el Hijo de Dios y Dios’?” Y Jesús dijo, respondiéndole: “Sé misericordioso
conmigo, Señor. Tú sabes que no dije eso y que no menosprecio ser tu siervo. Pero
los hombres pecadores han escrito que yo realicé esta declaración, y han mentido
sobre mí y han caído en el error. Y Dios le respondió y le dijo: “Yo sé que no
dijiste esta palabra.”7 Hay muchas otras cuestiones extraordinarias
y bastante ridículas en su libro de las que se jacta de que Dios fue quien se
las mandó. Pero cuando preguntamos: ‘¿Y quién hay para testificar que Dios le
dio el libro? ¿Y cuál de los profetas predijo que tal profeta se levantaría?’,
están perdidos, se quedan sin palabras. Y remarcamos que Moisés recibió la Ley
en el Monte Sinaí, con Dios apareciéndose a la vista de toda la gente en la
nube, el fuego, la oscuridad y la tormenta. Y decimos que todos los profetas
desde Moisés en adelante predijeron la venida de Cristo y cómo Cristo Dios (e
Hijo de Dios encarnado) había de venir y ser crucificado, muerto y resucitado,
y cómo había de ser el juez de los vivos y los muertos. Entonces, cuando
decimos: ‘¿Cómo es que este profeta de vosotros no vino de la misma manera, con
los demás anteriores dando testimonio de él? ¿Y cómo es que Dios no presentó en
vuestra presencia a este hombre con el libro al cual se refieren, siquiera como
Él entregó la Ley a Moisés, con la gente mirando y la montaña que humeaba, para
que vosotros también tuvierais certeza?’ –Ellos responden que Dios hace lo que
le place. ‘Esto’, nosotros decimos, ‘lo sabemos, pero estamos preguntando cómo
llegó el libro a vuestro profeta.’ Entonces contestan que le llegó cuando
estaba dormido. Entonces en tono de broma les decimos que como recibió el libro
mientras dormía y no percibió realmente la maniobra, entonces el adagio popular
se aplica a él (el cual postula: Me estás contando los sueños)8.
Cuando preguntamos nuevamente: “Cómo
es que cuando nos ordena en este libro de vosotros no hacer nada o no recibir
nada sin testigos, no le preguntáis: ‘Primero muéstranos tú por testigos que
eres un profeta y que has venido de Dios, y muéstranos sólo lo haya en las
Escrituras que testifique sobre ti”- se avergüenzan y se quedan callados. [Entonces
continuamos:] ‘Aunque no podáis casaros con esposa sin testigos, o comprar o
adquirir propiedades; aunque tampoco podáis recibir un burro ni poseer una
bestia de carga sin testificar, y aunque poseáis tanto esposas como propiedad, asnos
y así sucesivamente a través de testigos, sin embargo es sólo vuestra fe y
vuestras escrituras lo que tenéis no corroborado por testigos. Pues el que entregó
esto a vosotros no tiene garantía de ninguna fuente, ni hay alguien conocido
que testifique sobre él antes que viniera. Por el
contario, lo recibió mientras dormía’.
Por otra parte nos llaman heteristas o asociadores, porque dicen que le introducimos un socio a Dios por
declarar a Cristo el Hijo de Dios y Dios. Nosotros les decimos en respuesta: ‘Los
profetas y las Escrituras nos han entregado esto, y vosotros, como
persistentemente sostenéis, aceptáis a los profetas. Por tanto, si erróneamente
declaramos que Cristo es el Hijo de Dios, es porque ellos fueron los que nos lo
enseñaron y nos lo entregaron’. Pero algunos de ellos dicen que es por mal
interpretación que hemos representado a los profetas diciendo tales cosas,
mientras que otros dicen que los hebreos nos odiaban y nos engañaban
escribiendo en nombre de los profetas para que nos perdiéramos. Y otra vez les
decimos: ‘Mientras que vosotros decís que Cristo es el Verbo de Dios y su Espíritu,
por qué nos acusáis de ser heteristas? Pues la palabra y el espíritu son
inseparables de aquel en el que naturalmente existen. Por consiguiente, si el
Verbo de Dios es en Dios, entonces es obvio que Él es Dios. Si, empero, está
fuera de Dios, entonces, según vosotros, Dios es sin palabra y sin espíritu. En
consecuencia, por evitar la introducción de un socio a Dios, vosotros lo habéis
mutilado. Sería mucho mejor para vosotros decir que Él tiene un socio en vez de
mutilarlo, como si estuvierais tratando con una piedra, un pedazo de madera o
algún otro objeto inanimado. Por ende, vosotros habláis faltando a la verdad
cuando nos llamáis heteristas; nosotros retrucaremos llamándoos mutiladores de
Dios’.
Además nos acusan de ser
idólatras porque veneramos la Cruz, que ellos abominan. Y nosotros les
respondemos: ‘¿Cómo es, entonces, que os frotáis contra una piedra en vuestra Ka’ba9,
la besáis y abrazáis?’ Entonces, algunos de ellos dicen que Abraham tuvo
relaciones con Agar sobre ella, pero otros dicen que amarró el camello a ella,
cuando estaba yendo a sacrificar a Isaac. Y nosotros les respondemos: ‘Puesto
que la Escritura dice que la montaña era arbolada y tenía árboles de los que
Abraham cortó madera para el holocausto y que la puso encima de Isaac10,
y entonces dejó los asnos detrás con los dos hombres jóvenes, ¿por qué habláis
sin sentido? Pues aquel lugar tampoco está lleno de árboles ni hay paso para asnos’.
Y se avergüenzan; pero aún así afirman que la piedra es de Abraham. Entonces
decimos: ‘Dejemos que sea de Abraham, como vosotros tontamente decís. Entonces,
sólo porque Abraham tuvo relaciones con una mujer sobre ella o amarró su
camello a ella, vosotros no os avergonzáis de besarla, mas nos culpáis por
venerar la Cruz de Cristo por la cual el poder de los demonios y el engaño del
diablo fueron destruidos’. Esta piedra de la que ellos hablan es una cabeza de
aquella Afrodita a la que solían adorar y que llamaban Khabar. Hasta la
actualidad, los rastros de la escultura son visibles en ella para los
observadores cuidadosos.
Como se ha relatado, este Mahoma
escribió muchos libros ridículos, a cada uno de los cuales les puso título. Por
ejemplo, hay un libro Sobre la mujer11,
en el que explícitamente hace legal la provisión de tomar cuatro esposas, y, si
fuera posible, un millar de concubinas –tantas como uno pueda mantener, además
de las cuatro esposas–. También hizo legal repudiar a cualquier esposa que se
deseara [repudiarla], y en tal caso debería desearse tomar para sí otra del
mismo modo. Mahoma tenía un amigo llamado Zeid. Este hombre tenía una hermosa esposa
de la que Mahoma se enamoró. Una vez, cuando se sentaron juntos, Mahoma dijo: ‘Oh,
por cierto, Dios me ha ordenado tomar a tu esposa’. El otro respondió: ‘Tú eres
un apóstol. Haz como Dios te ha dicho y toma a mi esposa’. Antes –para contar
la historia desde el principio– le dijo: ‘Dios me ha dado la orden de que
repudies a tu esposa’. Y él la repudió. Entonces, muchos días después: ‘Ahora’,
dijo, ‘Dios me ha ordenado tomarla.’ Entonces, después de haberla tomado y
cometer adulterio con ella, hizo esta ley: ‘Déjalo que repudie a su esposa. Y,
si después de haberla repudiado, él desea retornar con ella, deja que otro se
case con ella. Pues no es lícito tomarla a menos haya sido casada con otro. Además,
si un hermano repudia a su esposa, deja que su hermano se case con ella si así
lo desea.’12
En el mismo libro (Sobre la
mujer) da preceptos tales como éste: ‘Trabaja (¿labra/ara?) la tierra que Dios
te ha dado y embellécela. Y hazlo, y hazlo de tal manera13. No
repetir todas las cosas obscenas que hizo.
A continuación está el libro de El camello de Dios14. Sobre
este camello hembra dice que había un camello de Dios que se bebió el río
entero y no podía pasar entre dos montañas, porque no había espacio suficiente.
Dice que había gente en aquel lugar que solía beber el agua un día, mientras el
camello bebía al [día] siguiente. Además, por beber el agua, los proveía de
alimento, ya que les suministraba leche en vez de agua. Entonces, a causa de
que estos hombres eran malos, se rebelaron y mataron al camello. Sin embargo,
éste tenía una cría, un camello pequeño, que –prosigue Mahoma– cuando se
deshicieron de la madre, invocó a Dios y Dios lo tomó consigo. Entonces
nosotros les decimos: ‘¿De dónde vino ese camello?’ Y ellos dicen que de Dios. Entonces
decimos: ‘¿Hubo otro camello vinculado a éste?’ Y ellos dicen: ‘No.’ ‘Entonces’
–decimos nosotros–, ‘¿cómo fue engendrado? Porque vemos
que este camello vuestro no tiene padre, ni madre, ni genealogía, y que aquel
que lo engendró padeció el mal. Tampoco es evidente quién lo creó. Y también,
este camello pequeño fue llevado arriba. Así que, ¿por qué vuestro profeta, a
quien, según lo que vosotros decís, Dios le habló, no averiguó sobre dónde
había pastado el camello y quién recibió leche por ordeñarlo? ¿O, posiblemente,
al igual que su madre, se encontró con la gente malvada y fue aniquilado? ¿O
entró en el paraíso antes que vosotros, para que pudierais tener el río de
leche del que muy tontamente hablan? Porque decís que tenéis tres ríos fluyendo
en el paraíso, uno de agua, uno de vino y uno de leche. Si vuestro predecesor
el camello está fuera del paraíso, es obvio que se ha secado por el hambre y la
sed, o que otros tienen el beneficio de su leche, y así que vuestro profeta se
jacta vanamente de haber conversado con Dios, porque Dios no le reveló el
misterio del camello. Pero si está en el paraíso, bebe agua todavía, y vosotros
por falta de agua os secaréis en medio del paraíso del deleite (placer). Si no
habiendo agua a causa de que el camello se haya bebido toda, tenéis sed del
vino del río de vino que fluye, os intoxicaréis por beber vino puro,
colapsaréis bajo la influencia de la fuerte bebida y os quedaréis dormidos. Entonces,
padeciendo un pesado dolor de cabeza después de dormir y estando descompuestos
por el vino, extrañaréis los placeres del paraíso. ¿Cómo, entonces, no entró en
la mente de vuestro profeta que esto podría ocurriros a vosotros en el paraíso
del deleite (placer)? Nunca tuvo la menor idea de a lo que ahora conduce el
camello, y ni siquiera se lo preguntasteis, cuando no os paraba de hablar de
sus sueños sobre el asunto de los tres ríos. Lisa y llanamente os aseguramos
que el maravilloso camello de vosotros os ha precedido en las almas de los asnos,
a donde también vosotros, tal como las bestias, estáis destinados a ir. Y allí
están las tinieblas exteriores y el castigo eterno, el fuego ardiente, los
gusanos que no duermen y los demonios infernales’.
Por otra parte, en el libro de La mesa, Mahoma dice que Cristo le
preguntó a Dios por una mesa y que ésta le fue dada a Él. Pues Dios –dice
Mahoma– le dijo: ‘Te la he dado y la tuya es una mesa incorruptible’15
Y en otra ocasión, en el libro
de La vaquillona16, dice
otras cosas estúpidas y ridículas, las que, por causa de su gran número, pienso
que no deben ser tomadas en cuenta. Hizo una ley para que sean circuncidados
(también las mujeres) y les ordenó no guardar el Sabbath ni bautizarse. Y,
mientras que les ordenó comer algunos alimentos prohibidos por la Ley, les
ordenó abstenerse de otros. Además, prohibió el consumo del vino.
*********************
Notas:
1. Cf. Gen.
16.8. Sozomen también dice que descendían de Agar, pero
autodenominándose descendientes de Sara para ocultar su origen servil (Historia
Eclesiástica 6, 38. Pág. 67.1412AB).
2. Kabirun en árabe significa ‘grande,’
ya sea en tamaño como en dignidad. Herodoto menciona el culto arábigo a la
“Afrodita celestial”, pero dice que los árabes la llamaban Alilat (Heredoto 1,131).
3. Éste puede ser el monje
nestoriano Bahira (Jorge o Sergio) que conoció al muchacho Mahoma en Bostra de
Siria y afirmó reconocer en él la señal de un profeta.
4. Corán, Sura 112.
5. Sura 19, 4-169.
6. Sura 4, 156.
7. Sura
5.116ff.
8. Los manuscritos no contienen
el adagio, pero Lequien sugiere éste de Platón.
9. La Ka’ba, llamada ‘la casa de
Dios’, se supone construida por Abraham con la ayuda de Ismael. Ésta ocupa lo
que los musulmanes consideran el sitio más sagrado de la mezquita de La Meca y
de todo el mundo. Incorporada a su muralla está la piedra aquí referida, la
famosa Piedra Negra, que obviamente es una reliquia de la idolatría de los árabes
preislámicos.
10. Gen. 22.6.
11. Corán, Sura 4.
12. Cf. Sura 2, 225ff.
13 Sura 2, 223.
14 No hallado en el Corán.
15 Sura 5, 114-115.
16 Sura 2.