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Prélest
               Enseñanza Ortodoxa acerca de la “Ilusión Espiritual”



Terminología

Prélest (прелесть) es un término ruso que significa: encantamiento, seducción; que en griego se conoce como πλάνη (pláni), cual también se traduce como ilusión espiritual, decepción espiritual, ilusión, engaño, y de acuerdo a los Santos Padres de la Iglesia Ortodoxa, se trata de un estado espiritual falaz, una enfermedad espiritual, “una herida en la naturaleza humana producida por el engaño” (San Ignacio Brianchaninov)[1]. El concepto de prélest no debe ser confundido con enfermedades mentales psicosomáticas de ningún tipo; el prélest es más bien una enfermedad espiritual[2], una enfermedad del alma en cuanto a su relación con Dios, una enfermedad originada en la vanagloria, el orgullo y la sugestión/opresión demoníaca, la cual se cura con humildad y los Santos Sacramentos.

Autores que han  Escrito Acerca del Prélest

Diferentes tipos de prélest son descriptos por varios Santos Padres, incluidos los Padres de la Filocalia (San Gregorio el Sinaíta, San Máximo el Confesor, San Simeón Metafraste, San Simeón el Nuevo Teólogo y otros). Para un lector moderno, este tema está particular y claramente bien descripto en los escritos de San Ignacio (Brianchaninov), en los que mantuvo inexorablemente la tradición de los Santos Padres. También, algunos ascetas modernos escribieron acerca del prélest, incluyendo a los ancianos José el Hesicasta[3], Paísios de la Santa Montaña[4], Daniel Katounakiotis[5] y otros. En la espiritualidad y el ascetismo ortodoxos, el concepto de prélest es muy importante. Éste es uno de los principales peligros para un cristiano (especialmente para un monje) al comenzar a rezar la Oración de Jesús [6].

Acerca del Prélest  frecuente y el Prélest propiamente dicho

Según San Ignacio Brianchaninov, "la decepción espiritual es el estado de todos los hombres sin excepción, esto ha sido posible por causa de la caída de nuestros primeros padres. Todos estamos sujetos a la decepción espiritual. El conocimiento de este hecho es la mayor protección contra ella. Del mismo modo, la mayor de todas las decepciones espirituales es considerarse a uno mismo libre de ellas[1]”.

El Arzobispo Teófano de Poltava comenta brevemente esta afirmación de San Ignacio, haciendo una clasificación entre "prélest general" y prélest  en el “propio sentido” de la palabra. Y en base a todo lo anterior, da la siguiente definición: El prélest frecuente es olvidarse y no percatarse de la propia pecaminosidad. Lo que llamamos prélest propiamente dicho es atribuirse a si mismo la rectitud cuando ésta no existe realmente. Si un hombre piensa que es recto, entonces su rectitud no es divina, sino diabólica, extraña a la Gracia de Dios y a la humildad. Debería evocarse el famoso dicho de Abba Pimen el Grande: 'Prefiero al hombre que peca y se arrepiente, que aquel que no peca y no se arrepiente. El primero tiene pensamientos buenos porque admite que es pecador; pero el segundo posee pensamientos falsos y autodestructivos porque imagina ser recto' (Obispo Ignacio, Patericón, 75)" [7].

Acerca del Prélest en el Nuevo Testamento
           
En el pasaje acerca de las tentaciones en el desierto, el diablo intenta engañar a Nuestro Señor Jesucristo (San Mateo 4:1–11).

En el Sermón de la Montaña, Nuestro Señor Jesucristo habla acerca de los falsos milagros (San Mateo 7:21–23).

También Nuestro Señor habla acerca del prélest y de los falsos profetas (san Mateo 24: 4–5, 11).

En Hechos 16:16–18, el Apóstol san Pablo expulsa al demonio de la falsa profecía.

En 1ª Juan 4:1, el Apóstol San Juan escribe acerca de los falsos profetas y la confianza en los espíritus.

En 2ª Corintios 11:13-15, el Apóstol San Pablo escribe acerca de las falsas visiones.

En 1ª Timoteo 2:14, el Apóstol San Pablo menciona la decepción de Adán y Eva.

En 1ª Timoteo 6:20, el Apóstol San Pablo aconseja evitar el encantamiento, “las antítesis (oposiciones, contradicciones) de lo que falsamente se llama ciencia”.

Clases de Prélest
           
San Ignacio Brianchaninov nota que hay dos tipos distintos de prélest:

1. El auto-engreimiento (orgullo, arrogancia), cuando la persona atribuye a sí misma una dignidad ante Dios la cual no tiene.

2. La imaginación, cuando la persona imagina dentro o fuera de sí, algo que no existe. Este tipo de encantamiento incluye la falsa manera de orar (imaginando el Cielo, a Nuestro Señor Jesucristo, a los ángeles, a los santos) y visiones reales de lo mismo, originadas por los demonios.

San Ignatius dice que el primer caso es el prélest, producto de la mala acción de la mente, y el segundo - de la acción mala del corazón.

Prélest e insania

Según San Ignacio Brianchaninov, San Gregorio el Sinaíta[8], San Simeón el Nuevo Teólogo[9], el anciano gran esquema [máxima tonsura monástica] Juan (Alexéyev), abad de Valaám[10], y otros ascetas, el primer tipo de prélest, muy frecuentemente conduce a la insania. Mientras que el segundo tipo, aunque, a veces no lleve a una enfermedad mental, la persona no podrá alcanzar la salvación por hallarse en estado de uno de los siete pecados mortales, el orgullo. San Ignacio escribe al respecto: "Este tipo de prélest - es terrible: es igualmente fatal para el alma como el primero, pero es menos evidente, pues rara vez termina en insania o suicidio, pero definitivamente corrompe la mente y el corazón. [11]

Visiones falsas
           
De acuerdo a los Santos Padres, las visiones falsas están asociadas con el orgullo. San Ignacio Brianchaninov dice que aquella gente que quiere ver visiones y cuya mente no es renovada ni recreada por el Espíritu Santo, está llena de orgullo[11]. eso significa que, tal como escribe San Ignacio, existe una conexión entre el prélest de primer y segundo tipo. El Archimandrita Serafín (Alexiév) dice: “En donde hay orgullo y al mismo tiempo una visión, ésta no puede provenir de Dios, mas seguramente viene del maligno[12]”.

El anciano rumano Cleopa (Ilie) especifica 7 maneras de caer en el encantamiento o falsas visiones y sueños[13]:

1. Orgullo
2. Vanagloria
3. Mentalidad débil e inexperta
4. Celo imprudente
5. Desobediencia
6. Seguir la propia voluntad y el encubrimiento de pensamientos durante la confesión
7. Desconocimiento de sí mismo y de las Divinas Escrituras.

Si la persona que tuvo una visión es humilde, la rechaza, tal como también escribió el Anciano Cleopa en su libro “Sobre los sueños y las visiones”, cual provee varios ejemplos de diferentes santos del Patericón.

El Anciano José el Hesicasta dice que las visiones verdaderas siempre están precedidas o seguidas por un sufrimiento y penas muy intensos, y son dadas por Dios sólo como consolación[14]. Incluso si la visión es verdadera, es muy difícil resistir la lucha contra los pensamientos y no enorgullecerse del hecho de la visión. “¿Qué pasa después de esto? Una persona se convierte en la burla de los demonios, que lo engañan con escritos y visiones, con sueños y revelaciones, con símbolos y números, con oráculos y un montón de supersticiones[3]”. El Anciano Paísios de la Santa Montaña cuenta la historia de una mujer que tuvo una visión verdadera. Entonces el diablo la sugestionó con el pensamiento de que era una elegida por Dios y ella lo creyó. Entonces los demonios comenzaron a atormentarla con diferentes visiones y revelaciones. Finalmente tuvo otra visión verdadera, y fue aconsejada a escribir al Anciano Paísios, a fin de que él pudiera ayudarla[4]. Entonces el Anciano Paísios dijo que de todas las visiones que tuvo la mujer, sólo dos provenían de Dios.

Tanto las visiones falsas, como cualquier acción demoníaca pueden ser muy perjudiciales para el alma. Daniel Katounakiotis escribe en una carta acerca de un hierodiácono de nombre Ieroteo que tenía muchas visiones. Aunque él confesó todo, ninguno de los confesores comprendió que se trataba de una ilusión. Entonces, el Anciano Sava le aconsejó darse cuenta de la verdad.  Cuando la ilusión fue revelada, y cuando las visiones cesaron, luego de repetidos exorcismos, la lesión en el alma de Ieroteo continuo siendo muy grave, y tiempo después, rompió todos sus votos monásticos[5]

Auto-Engreimiento

San Ignacio (Brianchaninov) escribe que es bastante común encontrar "personas infectadas con el prélest del “auto-engreimiento”. Toda persona que no tenga un espíritu contrito, que reconoce sus propios méritos y logros, toda persona que no abrace firmemente la enseñanza de la Iglesia Ortodoxa, pero debata arbitrariamente sobre algún dogma o tradición, a su discreción, o de acuerdo con enseñanzas heterodoxas, se encuentra en esta clase de prélest. El grado de desviación y la persistencia en la desviación determina el grado de prélest".[11] San Ignacio también cita a San Macario el Grande, quien dijo: "ya que no existe persona completamente libre de orgullo: no existe persona que no pueda estar completamente libre de la acción en ella, de un engaño sutil, denominado "engreimiento”.

Existe un ejemplo en donde el "engreimiento" también puede conducir a una enfermedad mental. El Hieromártir Obispo Arsenio (Zhadanovsky), en su "Diario Espiritual", escribe acerca de una mujer que yacía bajo este tipo de engaño. Quería tomar la Comunión todos los días. Cuando se le prohibió hacerlo, ella misma comenzó a servir a la Divina Liturgia en su casa. "Su caso, no obstante, terminó tristemente. Ella se volvió loca y está en un manicomio". [15]

Dones Falsos

A veces los demonios pueden “ayudar”[16] a una persona que sufre de encantamiento. Esta “ayuda” puede incluir ya sea consejos sobre ciertas cosas, aun teológicas y muy complicadas, o puede tomar la forma de falsos dones espirituales: falsa habilidad de curar[17], falsa clarividencia[18], falso don de profecía[8], falsa oración incesante[19], falso poder sobre los demonios[17], falsa lectura de pensamientos[20], falso desapasionamiento o apatheia [21], etc. Léase aquí al término “falso” como “no divino”. Una persona inexperta, no conociendo lo suficiente sobre los dones divinos, puede aceptar fácilmente tales dones falsos como si fueran divinos. Usualmente, tales falsos dones o “ayudas” son enviadas a una persona ya engreída, i. e. estando en un prélest del primer tipo[22]. El Metropolitano Antonio de Sourozh rememora que cuando era joven tenía la habilidad de leer los pensamientos de otras personas. Una vez le pidió a Dios: “Si este don no es de Ti, disípalo”. Y esta habilidad inmediatamente desapareció[20]. Es muy difícil para una persona engreída declinar de tales dones, considerarse indigno de recibirlos y pedirle a Dios que se los quite. Si estos falsos dones son aceptados por una persona engañada, esto puede conducirlo a la posesión demoníaca o al suicidio[23]

Confianza en los Sueños
           
Un tipo más peligroso de prélest es la confianza en los sueños. Los Santos Padres dicen que nunca deberíamos prestarles atención porque pueden tener su origen en los demonios[24]. San Juan Clímaco dice: “Los diablos de la vanagloria hacen sus profecías en los sueños. Ellos adivinan el futuro, y como parte de su engaño, nos informan de ello para que estemos atónitos al descubrir que nuestras visiones se concretan. Por cierto, nos dejamos llevar por la noción de que ya estamos cerca del don de clarividencia”[25].  En el libro de la Sabiduría de Sirac (N. del T.: Eclesiástico según la Vulgata Latina) se lee: “Las esperanzas de un hombre falto de entendimiento son vanas y falsas: y los sueños dan alas a los necios. Quienquiera que considere los sueños es como el que arrebata a la sombra y sigue detrás del viento” (Sabiduría de Sirac, 34:1-2). “Porque los sueños han engañado a muchos, y aquellos han fallado en poner su confianza en ellos” (Sabiduría de Sirac 34:7). Si la persona comienza a poner atención en los sueños, al buscar señales sobre el futuro en ellos, los demonios pueden incrementar rápidamente su confianza en los sueños a tal punto que la conduzca al suicidio o la lleve a herejía[26] u otros pecados mortales.

Pasión por la Enseñanza

La pasión por la enseñanza no autorizada se vuelve un tipo de prélest cuando el deseo de la enseñanza está basado en la pasión del orgullo más que en el deseo de compartir alguna información con otros. Hablando acerca de la vanagloria, San Juan Clímaco dice: “Ignóralo cuando te habla de que aceptes el oficio de obispo, abad o maestro. Es difícil apartar a un perro del mostrador de una carnicería[27]. El maestro engreído, frecuentemente, no se da cuenta de que causa estragos a sus estudiantes porque ellos no entienden, entienden incorrectamente o incluso no pueden entender nada sobre algunas cuestiones, pero el maestro no cesa su enseñanza. Nuestro Señor Jesucristo advierte sobre enseñarles a aquellos que no estén preparados o no puedan entender: “No deis lo santo a los perros, ni arrojéis vuestras perlas delante de los cerdos, no sea que las pisoteen con sus pies, y, volviéndose hacia vosotros, os destrocen” (San Mateo 7:6). San Juan Crisóstomo dice que la corrupción de la vida es la razón de porqué la enseñanza no es entendida[28]. La misma idea es expresada por el Apóstol San Pablo: “Pero el hombre natural no recibe las cosas del Espíritu de Dios, porque para él son insensatez; tampoco puede conocerlas, porque se disciernen espiritualmente” (1 Corintios 2, 14).

El Anciano José el Hesicasta escribe que cuando una persona apasionada comienza a enseñar a otra persona apasionada, la primera pierde inmediatamente la gracia porque Dios da el privilegio de enseñar sólo cuando el maestro ha alcanzado el estado de desapasionamiento y contemplación[29]. También San Simeón el Nuevo Teólogo[30] dice que el maestro debería conocer el tema desde la experiencia. También el Anciano José nota que atestiguó muchas veces que a menos que Dios con su gracia ayude a entender, ningún solo esfuerzo humano puede hacer exitosa la enseñanza. San Inocencio de Alaska escribe que sólo aquel que tiene plenitud de fe y amor puede tener boca y sabiduría, a las cuales todos los corazones de los oyentes no se podrán de resistir[31].

También, en Santiago 3:1, el Apóstol advierte sobre la enseñanza no autorizada. El Arzobispo Averky (Taushev) en su análisis de este pasaje de Santiago dice que uno debería comenzar enseñando con gran cautela y desconfianza de sí mismo[32].

Por lo que se refiere a la enseñanza de la Iglesia, en la regla 64 del Sexto Concilio Ecuménico se lee: “Que un laico no debe hacer un discurso o enseñar públicamente, invistiéndose así de la dignidad de un maestro, sino que en cambio, debe someterse a la ordenanza dictada por el Señor, abrir bien su oído a los que han recibido la gracia de la capacidad de enseñanza, y ser instruidos por ellos en los hechos divinos concienzudamente (...) Si alguno es pillado desobedeciendo el presente Canon, sea excomulgado por cuarenta días”[33]. En la interpretación de este canon se lee: “Pero si algún laico tiene la oportunidad de ser experimentado en la oratoria y en la modestia de formas, no sea prohibido de responder y enseñar en privado a aquellos que hacen preguntas, tal como Zonaras y el capítulo 32 del Libro VIII de las Instrucciones Apostólicas lo declaran. Porque todos ellos –dice– serán enseñados por Dios, en la manera en la que Apolo habló y enseñó los hechos del Señor, pese al hecho de que conocía solamente el bautismo del Señor (Hechos 28:25), y Aquila y Priscila le enseñaron al mismo Apolo el camino de Dios con mayor exactitud”.

Prélest y Oración de Jesús

Muchos Santos Padres y ascetas modernos ortodoxos escribieron acerca de los peligros de la práctica incorrecta de la Oración de Jesús y de la oración en general: San Simeón el Nuevo Teólogo, San Ignacio Brianchaninov, San Teófano el Recluso, San Ambrosio de Óptina, San Macario de Óptina, y los Ancianos José el Hesicasta, Juan (Alexéyev) de Valaám y otros.[34]

El Profesor A.I. Osipov de la Academia Teológica de Moscú analiza[6][35] la enseñanza sobre la oración de San Ignacio (Brianchaninov) y señala que la oración debería poseer tres propiedades: atención, reverencia y arrepentimiento. También la humildad debería ser la base de la oración, como dice San Ignacio: “Hoy leo la declaración de San Sisoés el Grande, la cual siempre particularmente me gustó. Un monje le dice: ‘estoy en el constante recuerdo de Dios. San Sisoés le respondió: ‘Eso no es bueno; será bueno cuando te consideres peor que cualquier criatura’. San Sisoés continúa: ¡El constante recuerdo de Dios es una actividad muy elevada! Sin embargo, la altura es muy peligrosa cuando la escalera no está asentada en la sólida roca de la humildad".[35]

Si alguien reúne al menos un punto de los siguientes…

1. La persona reza sin mantener su atención en las palabras de la oración e imagina a las huestes celestiales o a Nuestro Señor Jesucristo[36]

2. La persona no utiliza la oración por motivo de arrepentimiento, sino que busca ciertas “sensaciones espirituales”,[36]

3. La persona no se arrepiente verdaderamente de ciertos pecados; por ejemplo, vive licenciosamente,[34][37]

…puede caer en prélest.
           
San Ignacio cuenta una historia acerca de la forma correcta de oración. Un monje vino a él desde el Monte Athos. Este monje no necesitaba ropa abrigada en invierno, a raíz de su calor corporal, cual era generado por la oración, y llevaba cadenas. Al principio, San Ignacio pensó que éste era un verdadero asceta, y quiso oír algo útil por parte de él acerca de la oración. Pero entonces encontró que el monje utilizaba una forma incorrecta de oración, al utilizar la exaltación e imaginación. San Ignacio cautelosamente le pidió al monje que tratara de mantener su mente en las palabras de la oración. Eso fue suficiente para curarlo. Todas sus visiones desaparecieron y no pudo hacer que regresaran. Cuando el monje volvió tiempo después, ya no parecía engreído; se había quitado las cadenas, y ya no podía rezar sin ropa abrigada[11].

San Ambrosio de Óptina numerosas veces escribió en sus cartas que para un principiante, especialmente aquel sin un mentor experimentado, es mucho más seguro comenzar con la oración verbal audible que con la puramente noética (silenciosa o mental) porque muchos que han rezado con la oración noética se han trastornado mentalmente, mientras que no conoce ningún ejemplo de gente que caiga en prélest, al utilizar la oración verbal.

También es muy importante confesarse frecuentemente, incluyendo la confesión de los pensamientos, como apunta el Anciano José el Hesicasta: “Nunca he visto un alma progresar en la oración sin confesar francamente sus pensamientos secretos”[38]

Falsa Oración Incesante

A veces, muy raramente, Dios da a algunos individuos humildes y píos que alcanzaron el grado más alto de la purificación de las pasiones, el don de la oración incesante del corazón[39]. Ésta es una de las mayores bendiciones de Dios que una persona puede recibir. Mucha gente que practica la oración de Jesús quisiera recibir tal don. Pero si la persona es engreída, puede adquirir desde los demonios un don similar o puede confundir el don divino con algo natural.

El Archimandrita Rafael (Karelin) escribe sobre Padre Serafin (Romantsov), Anciano del monasterio de Glinsk, y acerca de la importancia de la obediencia que se requiere para recibir la gracia divina. Una vez el Padre Serafín le habló a una monja que pensaba de sí misma que poseía la oración incesante. Ella vivía en las montañas y ayunaba severamente. El Padre Serafín dijo: ‘Una vez al día tienes que tener una comida caliente’. Y ella, que se quedó mirando fijamente al Padre Serafín, le dijo: “¿Tengo que perder el tiempo y distraer la mente de la oración para preparar el almuerzo?”. El Padre Serafín se persignó rigurosamente, diciéndole: “[¡Oh Dios!] Santigua mi corazón, que tú –le dice a la monja– no tienes ninguna oración ni la has tenido jamás”. Cuando ella se fue, el Padre Serafín dijo: “No entendió nada. El que le dio este esquema [tonsura] estaba también en prélest. ¡Pobre alma, cuántas batallas tendrá![19]

Otro tipo de falsa oración incesante es cuando la persona solamente se acostumbra a la repetición de sonidos. Padre Serafín (Romantsov) una vez le dijo a un monje: “Tú no tienes ninguna oración de Jesús; solamente te acostumbraste a ella, como cierta gente se acostumbra al mal hablar”[19]

También San Ambrosio de Óptina escribe en una carta que una persona adquirió la oración incesante mientras dormía. Y cuando escuchó de cerca lo que su corazón decía, escuchó “miau” como hacen los gatos, mas no la oración de Jesús.[39]

Prélest en los Santos de la Iglesia Católica Romana

Según San Ignacio (Brianchaninov), algunos de los santos más respetados de la Iglesia Católica Romana, que fueron glorificados [canonizados], desde que ella se ha desviado hacia la supremacía papal, estaban en estado de prélest, y por consiguiente, no pueden ser considerados santos. San Ignacio provee ejemplos de visiones y otras experiencias místicas de Francisco de Asís, Ignacio de Loyola y Tomás Kempis, y las compara con la experiencia de los Santos Ortodoxos de los primeros siglos.

El Profesor A.I. Osipov analiza las enseñanzas de San Ignacio (Brianchaninov) en cuanto a este tema, y señala una significativa diferencia de punto de vista, entre la Ortodoxia y el Catolicismo Romano acerca de la espiritualidad, el arrepentimiento y la humildad[39]:

La meta de la vida misma de San Francisco (“he trabajado y quiero trabajar… porque esto trae honor”, “quiero sufrir por los demás y redimir los pecados de los demás”), demuestra su caída, cual él mismo no advierte; poniendo en evidencia sus propios pecados. Al final de su vida dijo: No tengo conocimiento de ningún pecado que haya cometido que no haya sido redimido mediante la confesión y el arrepentimiento. Sus últimas palabras fueron “he cumplido lo que debía cumplir”.

A modo de comparación, citaremos los últimos momentos de San Sisoés el Grande (Siglo V): Rodeado por los hermanos en el momento de su muerte, estaba como hablando con seres invisibles. [Entonces] los hermanos le preguntaron: “Padre, dinos, ¿con quién estás hablando?”. Él respondió: “Con los ángeles que han venido a llevarme; pero les estoy pidiendo que me dejen un momento, para así arrepentirme”. Los hermanos sabían que Sisoés era perfecto en virtudes y protestaron: “Tú no necesitas arrepentirte, padre”. Sisoés respondió: “En verdad no sé siquiera si he comenzado a arrepentirme”.

La  profunda comprensión de Sisoés acerca de su propia imperfección es el rasgo más sobresaliente de todo verdadero santo y el signo más importante de que sus revelaciones eran veraces.

El filósofo ruso A.F. Losev analiza la espiritualidad occidental y, en particular, las visiones de Ángela de Foligno, afirma: “Aquello no es oración y hablar con Dios; mas bien son muy fuertes alucinaciones que parten de la histeria, es decir, del prélest”.[41]

Otro filósofo M.V. Lodyzhensky compara a los místicos ortodoxos con los católicos romanos, y señala el contraste con respecto a la humildad, entre San Serafín de Sarov y Francisco de Asís[42]. En su opinión, la razón de por qué Francisco no alcanzó la verdadera humildad es porque en ese momento la Iglesia Católica Romana no tenía humildad verdadera en absoluto. El autor encuentra la evidencia más fuerte del orgullo espiritual en la supremacía papal.

El Nuevo Mártir Miguel Novoselov compara la enseñanza de San Ignacio (Brianchaninov), San Teófano el Recluso, los escritos de M.V. Lodyzhensky, y los de los místicos occidentales.[43] Él escribe que es suficiente leer unas cuantas páginas de los escritos de los místicos occidentales, en particular, los de Teresa de Ávila, para darse cuenta que estaban en prélest.

El Padre George Macris también compara el misticismo de San Serafín de Sarov con el de Francisco de Asís. “La triste realidad es que el logro de una verdadera relación espiritual con Cristo nunca fue posible para Francisco, porque por encontrarse fuera de la Iglesia de Cristo, era imposible que pudiese haber recibido la Gracia Divina o cualquier otro don del Espíritu Santo. Sus dones fueron de otro espíritu”.[44]

Causas del Prélest

Según San Gregorio el Sinaíta, hay tres fuentes de prélest: “la arrogancia, la envidia de los demonios y la Voluntad Divina que nos permite ser probados y corregidos. La arrogancia surge de la superficialidad; la envidia demoníaca es provocada por nuestro progreso espiritual, y la necesidad de corrección es la consecuencia de nuestra forma de vida pecaminosa. La ilusión que surge solamente de la envidia y del auto-engreimiento se cura rápidamente, especialmente cuando nos humillamos a si mismos. Por otro lado, la ilusión permitida por Dios para nuestra corrección, cuando somos entregados a Satanás, por causa de nuestra pecaminosidad, Dios frecuentemente permite que esto continúe hasta nuestra muerte, si esto es necesario, para borrar nuestros pecados. A veces Dios entrega incluso a inocentes al tormento de los demonios en pos de su salvación”[45]

Si la persona oculta pecados o pensamientos en la confesión o no confía en su padre espiritual, también puede caer en prélest: “Piensa de esta manera: El Espíritu Santo mora en tu confesor y él te dirá qué es correcto. Pero si te dices a ti mismo que tu confesor vive una vida negligente, cómo puede morar en él el Espíritu Santo, sufrirás grandemente por tales pensamientos, el Señor te rebajará y seguramente caerás en ilusión”.[46]

Cura
           
Los ascetas ortodoxos consideran que hay varias maneras de curar el prélest:

1. Santos Sacramentos
2. Humildad
3. Obediencia
4. La oración sin pensamientos viciosos, especialmente sin imaginar a Nuestro Señor Jesucristo, a los ángeles, al cielo, etc., manteniendo la atención en las palabras de la oración
5. Las plegarias de otras personas de vida santa por aquel que se encuentra en prélest.
6. Leer las Sagradas Escrituras

La primera vía de la cura para el prélest es el sacramento de la confesión. Si la persona tuvo alguna visión, debería decírselo inmediatamente a su padre espiritual sin ocultarle nada.[47] También son necesarios otros sacramentos, pero algunas veces, los padres espirituales prohíben a las personas en prélest tomar la Santa Comunión por algún tiempo, a veces, durante un periodo más bien largo (de uno a tres años).[48] Tambien, a veces, en los monasterios, a las personas que están en prélest les es otorgadas obediencias innobles, con el fin de humillarlos. La terapia del trabajo disminuye el orgullo y los ataques demoníacos que causan el prélest.

Sin embargo, aun con ayuda divina y humana, San Ambrosio de Óptina señala: “Es más fácil llevar a todos los pecadores al arrepentimiento, que traer a la razón a una persona en prélest”.[39]

Santos Ortodoxos que estuvieron en Prélest y se Recuperaron

Cuando San Nífon, obispo de Chipre, era un simple monje, al luchar contra los demonios cayó en una parcial insania por cuatro años, pero luego fue sanado.[49]

San Simeón el Estilita fue engañado por los demonios, quienes le mostraron un carro para llevarlo al Cielo, tal como sucedió con el Profeta Elías. El carro desapareció cuando San Simeón, antes de intentar subir a él, se hizo la señal de la Cruz.[50]

San Jacobo adoró a un demonio que se apareció en la forma de Nuestro Señor Jesucristo, cual desapareció luego de que Jacobo se hiciera la señal de la Cruz.[51]

San Isaac el Recluso de las Grutas de Kiev vivió en reclusión por siete años, y fue engañado con una falsa visión de Nuestro Señor Jesucristo. Los demonios lo dejaron yaciendo inconsciente. Los Santos Antonio y Teodosio de las Grutas de Kiev lo cuidaron y rezaron por él durante dos años. Luego de este tiempo, San Isaac mejoró y al final de su vida recibió poder sobre los demonios.[52]

San Nicetas de las Grutas de Kiev intentó una proeza excesiva de reclusión sin la experiencia suficiente, y fue engañado por un “ángel” que lo ayudaba, y le otorgó un falso don de clarividencia-. Cuando los Santos Padres del monasterio desenmarañaron los artimañas del demonio, y expulsaron al “angel”, San Nicetas perdió sus habilidades sobrenaturales e incluso no podía leer ninguna cosa. Más tarde, siguiendo el camino de la humildad, San Nicetas  fue consagrado como Obispo de Novgorod y recibió el don de taumaturgia. [18]

Los Santos Teodoro y Basilio de las Grutas sufrieron grandemente las artimañas de los demonios. San Teodoro fue engañado por la visión de un “ángel”, y una la falsa aparición de un demonio con apariencia de San Basilio, y les prestaba atención. Posteriormente, San Basilio hizo retornar a sus cabales a San Teodoro, y lo convenció de que había estado en prélest.[53]

San Siluán el Athonita estuvo en prélest dos veces, tal como es relatado en el libro del Padre Sofrony. En una ocasión, San Siluán aceptó una visión [como verdadera] y ninguno de aquellos a los que él había consultado acerca de ella, le advirtió que se trataba de una ilusión. “Pero fui seducido por la vanidad y comencé a ver diablos nuevamente. Entonces supe que había sido engañado y le hice una revelación completa a mi confesor y le pedí sus oraciones; y a causa de sus oraciones ahora estoy a salvo y siempre le suplico al Señor que me conceda el espíritu de humildad.[54]

Acerca del Prélest en los Textos Litúrgicos Ortodoxos

La noción acerca del prélest está presente en algunos de los textos litúrgicos de la Iglesia Ortodoxa.

En los Akathistos a la Madre de Dios[55]: “Porque tú has apagado el horno del prélest” (Ikos 5); “Porque tú has pisoteado la ilusión del error” (Ikos 6).

En el Gran Cánon de San Andrés de Creta:[56] “Yazco desnudo y avergonzado por la belleza del árbol que ví en medio del jardín, engañándome”. (Lunes, Oda 2); “Oh Dios, Trinidad, pero Uno, sálvanos de la ilusión, de las tentaciones y de la desgracia” (Lunes, Oda 3); “Pero tú, mi alma desesperanzada, más bien has imitado a Esaú, rindiendo al mal astuto, la belleza que heredaste de Dios. De dos maneras, en obras y en sabiduría, has sido engañada y ya es tiempo de que te conviertas”.  (Martes, Oda 4).


Referencias:

1. “On Spiritual Deception”. Revista “Orthodox Life”, Julio-Agosto 1980.
2. Jean-Claude Larchet, “Thérapeutique des maladies mentales. L’expérience de l’Orient chrétien des premiers siècles” (1992, 3a edición 2008) en Frances o “Istselenie psijicheskij bolezney. Op’it jristianskogo Vostoka pervij vekov” en Ruso.
3. Elder Joseph the Hesychast, Monastic Wisdom, From letter 55.
4. Elder Paisios of the Holy Mountain, Spiritual Counsels, Vol. 3. Spiritual Struggle.
5. Anciano Daniel Katounakiotis. En Ruso “Angelskoye Zhitiye ob otverzhenii mechtaniy”.
6. Interview with prof. A.I. Osipov. "The Way of a Pilgrim" and Bishop Ignatius (Brianchaninov’s) Teaching on Prayer".
7. Letters of Theophan, Archbishop of Poltava, Letter 31.
8. Philokalia, Vol. 4, St. Gregory of Sinai, On Commandments and Doctrines, Warnings and Promises; On Thoughts, Passions and Virtues, and Also on Stillness and Prayer: One Hundred and Thirty-Seven Texts, Ch. 131.
9. Saint Symeon the New Theologian, The Three Ways of Attention and Prayer.
10. Letters of the Valaam Elder Schema-Abbot John (Alexeev), On Prayer. 
11. San Ignacio (Brianchaninov). “o prelesti”.
12. Archimandrita Serafín (Alexiev). “Nastavleniye o voznoshenii sebya i lozhnykh videniyakh”.
13. Anciano Cleopa. “O snakh i videniyakh”. 2012.
14. Elder Joseph the Hesychast. Monastic wisdom. Letter 37.
15. Hieromartyr Bishop Arseny (Zhadanovsky). “Dukhovnyy dnevnik”.
16. Saints Barsanuphius and John, Guidance Toward Spiritual Life: Answers to the Questions of Disciples. Letter 421.
17. San Juan Casiano, Conferencias. Conferencia 15. La segunda conferencia del abad Nesteros. Sobre los dones divinos. Capítulo 1. Discurso del abad Nesteros sobre  el sistema triple de los dones.
18.  Life of Saint Nicetas of the Kiev Caves.
19. Archimandrita Rafael (Karelin). “Tayna spaseniya Besedy o dukhovnoy zhizni. Iz vospominaniy Skhiarkhimandrit Serafim
20. Conversaciones con el obispo Antonio de Sourozh. “Sobre prélest”. Spas TV (en Ruso).
21.  Metropolitan Hierotheos Vlachos. Orthodox psychotherapy. Dispassion.
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Traducción y corrección: Presbítero Siluán Dignac